Las frutas y hortalizas son una fuente abundante de compuestos bioactivos, sustancias que tienen efectos positivos en la salud humana. Algunos de los bioactivos más importantes son:

Polifenoles: Este grupo incluye flavonoides, taninos y ácidos fenólicos, presentes en bayas, manzanas, té verde y muchas hortalizas. Los polifenoles tienen propiedades antiinflamatorias y antioxidantes, y se asocian con beneficios para la salud  cardiovascular y la prevención de enfermedades neurodegenerativas.

Licopeno: Presente en tomates, sandías y pomelos rosados, el licopeno es un carotenoide con propiedades antioxidantes. Se ha asociado con la reducción del riesgo de enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer, especialmente el de próstata.

Glucosinolatos: Encontrados en crucíferas como el brócoli, coliflor, las coles de Bruselas y la col rizada, los glucosinolatos tienen propiedades anticancerígenas y pueden ayudar en la desintoxicación del cuerpo.

Carotenoides: Además del betacaroteno, hay otros carotenoides como la luteína y la zeaxantina, presentes en vegetales de hojas verdes y en alimentos de color amarillo y naranja. Estos compuestos son beneficiosos para la salud ocular y el sistema  inmunológico.

Quercetina: Un flavonoide presente en manzanas, cebollas y bayas, la quercetina tiene propiedades antiinflamatorias y antioxidantes, y se ha asociado con la reducción del riesgo de enfermedades cardíacas.

Fibra dietética: Aunque no es un compuesto bioactivo en sí mismo, la fibra es esencial para la salud digestiva. Frutas y hortalizas como las manzanas, las peras y los guisantes son ricos en fibra, promoviendo la regularidad intestinal y ayudando en el control del peso.

Incluir una variedad de frutas y hortalizas en la dieta proporciona una amplia gama de bioactivos, cada uno con beneficios específicos para la salud. Esta diversidad nutricional es clave para mantener un cuerpo sano y prevenir enfermedades a largo plazo.

Había una vez un pequeño pueblo rodeado de colinas y bosques, donde vivían niños y niñas curiosos y llenos de energía. En el corazón de este pueblo, se encontraba un jardín mágico lleno de frutas y hortalizas extraordinarias.

En este jardín, cada fruta y hortaliza tenía su propia personalidad única. Estaba Manuela la Manzana, siempre alegre y juguetona; Tomás el Tomate, un aventurero rojo y jugoso; y Zanahoria Ana, afanada escritora con su vestido anaranjado brillante. Brody el Brócoli, con su sombrero verde oscuro, gran deportista; Carmen la Cereza, curiosa y muy inteligente.

Un día, los niños del pueblo, Pedro y Sofía, decidieron explorar el Jardín Mágico. Al entrar, fueron recibidos por un aroma delicioso y colores brillantes por todas partes.

Manuela la Manzana se acercó y les dijo: ¡Bienvenidos, aventureros! En este jardín, cada uno de nosotros tiene un superpoder especial que puede ayudarles a crecer fuertes y saludables.

Tomás el Tomate se adelantó y contó cómo su color rojo, les daba poder a los niños para mantener sus corazones fuertes y llenos de amor. Zanahoria Ana les habló de cómo su color anaranjado, ayudaba a sus ojos a brillar como estrellas en la noche. Brody el Brócoli les explicó que su contenido en glucosinolatos ayudaba a desintoxicar el cuerpo cuando no se encontraba bien y Carmen la Cereza les detalló cómo su color rojo oscuro la protegía frente a las infecciones y nunca se resfriaba.

Los niños, emocionados, comenzaron a explorar el jardín y a probar todas las frutas y hortalizas. Descubrieron que cada bocado les daba la energía para saltar alto como conejos y correr rápido como el viento.

Después de su exploración, Pedro y Sofía regresaron al pueblo, con bolsas llenas de frutas y hortalizas mágicas. Compartieron su experiencia con los demás niños, y pronto todo el pueblo se unió al hábito de comer estas deliciosas y saludables maravillas del jardín.

Desde ese día, los niños y las niñas del pueblo crecieron fuertes y llenos de vitalidad, y el Jardín Mágico se convirtió en el lugar favorito de todos. Así, con cada bocado de frutas y hortalizas, los niños y las niñas encontraron el secreto para vivir felices y saludables en su pequeño rincón del mundo. Y así, la magia de las frutas y hortalizas los acompañó a lo largo de sus vidas, recordándoles la importancia de cuidar de sí mismos y de la maravillosa naturaleza que les rodeaba.